quinta-feira, 3 de abril de 2008

Para la Libertad



Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho:
dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales,
y entro en los algodones como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada y
hará que nuevos brazos y nuevas piernas
crezcan en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,
reliquias de mi cuerpo
que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado,
que retoño: aún tengo la vida.

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